Este 19 de septiembre se cumplen 35 años del devastador terremoto que sacudiera violentamente a la Ciudad de México, día aciago en el que se habría petrificado el gobierno de Miguel de la Madrid, el cual fue rebasado por los acontecimientos y consecuencias.
También hoy se cumplen tres años del sismo que cimbró al país, notoriamente más a la capital mexicana en 2017. En los dos casos citados se trata de la misma fecha con el cambio en los años, 32 de diferencia en los que esos estragos aún se cuantifican.
Ambos momentos han dejado una huella imborrable por todos los acontecimientos que derivaron de los hechos, los edificios derruidos, la angustia que desfilaba por las calles, el pánico desbordado ante lo inevitable fueron los elementos constantes. La gente que falleció en los trágicos episodios señalados.
La bandera de la solidaridad ocupó un sitial destacado, ondearía no sólo en nuestro país sino en varias partes del mundo. El apoyo comenzaría a llegar de diferentes países, si existen idiomas, condiciones de vida y religiones diversas la generosidad es universal, esa no conoce fronteras naturales ni las inventadas por el ser humano.
En 1985 el sismo de la mañana del 19 de setiembre hizo aflorar las debilidades del gobierno mexicano que no estaba preparado, a través de las áreas correspondientes, para afrontar una situación que irrumpía sorpresivamente, ni existían los protocolos preventivos. En suma, no se contaba con políticas públicas en la materia.
Hace 35 años emergió la sociedad civil que se daba la mano, rescataba personas bajo los escombros, mano con mano demostraba un sentimiento solidario, un escudo protector ante un pálido gobierno que no articulaba a cabalidad qué hacer ante un trance complicado. Los vacíos los llenó la gente, vecinos, compañeros, desconocidos volcados en una tarea afanosa, noble y desinteresada.
La desolación en gran magnitud regresaría hace tres años, un martes negro que cobraría vidas en varias entidades de nuestro país. Aunque haya protocolos y una definida política pública eso no significa que contemos con blindaje alguno.
El gesto solidario de muchos países se hizo evidente, llegarían rescatistas, víveres y donativos. Los binomios caninos dejarían páginas en la memoria de un trabajo heroico, quedó grabado el quehacer de la popular Frida la perra labradora de la Marina.
Este miércoles 19 se recordó a las víctimas de los dos sismos septembrinos, , los hechos grabados que habrán de perdurar a través del tiempo. Los terremotos que sacudieron al país dejaron saldos de una pronunciada desolación, las dimensiones todavía no concluyen por cuantificarse. El gran escudo de solidaridad retornó en un momento amargo, fue tiempo de sumar desde cualquier lugar porque el dolor no avisa simplemente se instala y a veces perdura. Fue una noche en vela y en pena en muchos puntos del país a quienes alcanzaba la desgracia.