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domingo, noviembre 24, 2024

DEBATE POR LA SEGURIDAD

teodorobarajasMientras el país registra una oleada de violencia hay quienes parecen festinarlo, algunos opositores comparten su mezquindad hasta viralizarla, en tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador busca en los fantasmas del pasado reciente las causas de la debacle en materia de seguridad. De nuevo la polarización, o mejor dicho se reitera porque la tenemos desde hace algunos años. No se ubica allí la respuesta, lo real es que no amaina el baño de sangre, asesinatos en Veracruz, una presidenta municipal del citado estado fue acribillada; mismo destino trágico registró el alcalde de Nahuatzen en Michoacán, David Otlica. Sangre, crimen, muerte.

Por lo regular cada presidente de la república cree ser el reinventor de México, no recordamos un solo mandatario que haya sido autocrítico en funciones, cada cual presume sus propias cifras para asegurar que nunca se habían generado tantos empleos como en su gestión, ni más obras públicas. Ello se lo creen, la mayor parte de la población es escéptica. Lo que presumen no comulga con la realidad.

En nuestro país la mayor parte de expresidentes se llenan la boca criticando a López Obrador, ya Vicente Fox y Felipe Calderón cuentan con guardia personal del ejército mexicano; el primero insiste en sus declaraciones frívolas que exhiben una ignorancia superlativa.

Ni Fox ni Calderón tienen un aval moral originado en sus administraciones, la inseguridad con sus múltiples efectos creció a lo largo de sus gestiones con todo y la guerra contra el narco que exhibió una fallida táctica y una deficiente estrategia.

La mayor parte de mexicanos no tiene militancia partidista, es ajena a las confrontaciones de una clase política desprestigiada y no simpatiza con los múltiples voceros oficiosos hasta llegar a un obcecado servilismo de quienes defienden a determinados personajes; no obstante lo que se demandan son respuestas, disminución de la violencia para encontrar las claves de una auténtica pacificación.

Al actual gobierno federal se le demandan resultados favorables, López Obrador en cualquier oportunidad –de manera cotidiana- culpa al pasado como si con ello conjurara los males. Si, un alto número de votantes el año pasado optaron por un cambio porque estaban hartos de los últimos gobiernos; obviamente la corrupción y la impunidad se habían enquistado por eso sufragaron por otro partido pero no para escuchar obviedades.

Lo cierto es que las cifras que ha dejado el torbellino de la violencia en nuestro país son reveladoras, exhiben el tamaño de los dramas que diariamente se viven en diferentes puntos de la nación mexicana, inició la Guardia Nacional en Minatitlán tras la brutal matanza que una legisladora de Morena minimizó al culpar a los medios de comunicación por informar del doloroso trance. La insensibilidad de la senadora Gloria Sánchez es manifiesta como censurable.

En fin, el problema de la inseguridad continúa minando el tejido social, las cifras parecen aumentar y no se vale buscar culpables imaginarios porque es obligación del estado mexicano perseguir los delitos, detener y procesar a los delincuentes así como sentar las bases de una nueva cultura de la legalidad.

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