24 millones de estudiantes de diferentes niveles han retornado a las aulas en el presente ciclo escolar, la educación es un rubro destacado porque es presente para sembrar porvenir, no se concibe el desarrollo sin esta, los alcances de una sociedad y las transformaciones se incuban justamente desde el salón de clases.
A través de la educación se puede forjar una conciencia crítica que resulta imprescindible para analizar e interpretar la realidad, resulta evidente que los países más desarrollados tienen al ámbito educativo como una prioridad porque sin dicho elemento no se aspira a los auténticos cambios.
La democracia se vigoriza a través de la educación porque facilita la adquisición y promoción de valores que resultan trascendentes, en gran medida el avance social descansa en dichos pilares.
Vivimos tiempos complicados en los que la educación debe jugar un papel definitivo, la clase política refleja mucho de lo que somos. Las argumentaciones de muchos actores políticos exponen la precaria formación, ausencia de ideas y una machacona propaganda plagada de medias verdades se hace espesa, insufrible y frívola.
Invertir en educación de calidad es una necesidad indiscutible porque fortalece la libertad, la investigación científica e indagar en las humanidades, todo ello en su conjunto moldeará una sociedad diferente que permanezca despierta y disipe la oscuridad de la ignorancia y la manipulación.
La educación y la cultura no son propiamente dos temas que figuren en las propuestas de las y los políticos que aspiren a cargos de representación social, suelen pasar de largo, las prioridades van en otro sentido como las descalificaciones, adjetivos y más de lo mismo que generan un monumental hastío.
México ha contado con servidores públicos que sentaron las bases de proyectos educativos que fueron en su momento cruciales en diferentes etapas de nuestro país, citaré por ejemplo a José Vasconcelos en la posrevolución en la presidencia de Álvaro Obregón, fue promotor de los clásicos así como del muralismo en el origen de muchas de las instituciones que prevalecen.
Años después otro destacado secretario de Educación fue el reconocido intelectual, diplomático y poeta Jaime Torres Bodet y el plan de 11 años, en su gestión iniciaron los libros de texto gratuitos.
Obviamente hablamos de otras etapas y edades históricas de México, falta otro diseño en la materia, más cobertura, mayores alcances y en ello tiene una gran influencia la aportación de los docentes porque son, lo diría Ignacio Manuel Altamirano, preceptores de ciudadanos.
El reinicio del ciclo escolar representa muchas esperanzas, entre ellas la de los cambios provechosos que forjen conciencias que puedan interpretar con claridad nuestra realidad que tiene mucho de surrealista.
