El 21 de marzo se celebró el natalicio de Benito Pablo Juárez García, tiempo de primavera, la figura de quien fuera presidente de México sigue vigente más en los discursos que en la praxis política porque el propuso vivir en la “honrosa medianía” que proporciona la retribución del servicio público, es decir su actitud marca un contraste con las prácticas codiciosas como ilegales de un alto número de corruptos enquistados en diversas niveles de gobierno que han sido beneficiados por la ominosa impunidad.
Tal vez nunca como ahora se padecieron tantos actos de corrupción escandalosa como en nuestros días, el cinismo es parte de los discursos políticos y la realidad estrujante supera la ficción. La brillante generación de la Reforma de la que formó parte Benito Juárez estuvo marcada por el talento, también de la austeridad y por ello es recordada, además de establecer un estado laico como la mejor opción de convivencia social.
Somos testigos de prácticas aberrantes, a la par de los numerosos actos de corrupción también se ha incrementado el nepotismo ya como una estampa cotidiana, gobernantes que heredan cargos a sus cónyuges, hijos y demás parentela. Muchos de los que expresan notas laudatorias a Benito Juárez cada 21 de marzo en la práctica son antijuaristas, no procesan el término de austeridad republicana.
Benito Juárez es sinónimo de polémica, en un debate dividido entre quienes son sus admiradores y los detractores, en ambos casos se ha llegado al extremo. El mandatario nacido en San Pablo Guelatao fue hombre de su tiempo, no fue un “santo laico” ni el vende patrias del que hablan algunos entes reaccionarios.
Benito Juárez no fue un fanático, pugnó por el estado laico, la libertad de culto, ello enmarcado en una visión moderna para la época decimonónica. Aunque algunos juaristas confunden el concepto de laicidad con el de ser antirreligioso lo cual es una entera falsedad, por cierto el ´presidente Juárez no dejó de ser católico ni masón del Rito Nacional Mexicano.
Un renglón descuidado en los diferentes niveles de gobierno ha sido el relativo a la educación y la cultura, muchos candidatos van de trapecio en trapecio para demostrar su elocuente ignorancia, desdeñan a las artes por concentrarse en la acumulación de poder. Incluso los aspirantes a la presidencia no han presentado un proyecto serio a la vez que consistente en dicho rubro.
El 21 de marzo también se celebra mundialmente a la poesía, género literario que al parecer no atrapa ni seduce a la mayoría de los políticos. Por cierto John F. Kennedy sugería que debería haber más poetas en las personas de los servidores públicos porque seguramente prometía más el accionar si tiene una evidente sensibilidad quien influye para delinear y ejecutar políticas públicas.
No imagino a muchos cuadros políticos que actualmente buscan un cargo de elección popular discutiendo alegremente de literatura, historia o filosofía. La reserva cultural es casi inexistente en muchos de los actores políticos de actualidad que ven en la cosa pública –como decían los antiguos romanos- no un proyecto ideológico sino uno económico.