Acostumbrados a la diatriba, a la precariedad de argumentos de un amplio sector de la clase política, esa oligarquía escandalosa, no hemos podido escuchar pronunciamientos ni diseños de políticas públicas dirigidas al ámbito cultural en la presente administración federal. Hasta el momento no figura el tema cultural de manera prominente en las agendas del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Por lo regular las administraciones gubernamentales en los últimos tiempos no han dedicado mayores esfuerzos ni presupuestos al sector de la cultura. Casi siempre dedican sólo discursos, los mandatarios de antaño prometían incluir a los creadores, artistas y académicos en el quehacer institucional para promover las bellas artes, aunque no se rebasó los linderos de la promesa fácil o los anuncios de coyuntura.
El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura provocó una ola de comentarios no por sus programas, conciertos, publicaciones o exposiciones sino por el escándalo que motivó el alquiler de una sala del Palacio para realizar un concierto a manera de homenaje al ahora preso dirigente religioso de la Iglesia La Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, sobre quien pesan delicadas imputaciones en Estados Unidos.
Se invocó el discurso de lo laico para cuestionar la irregular actuación de las autoridades del INBAL en el citado caso mencionado. Por definición constitucional México es un país laico, ello asegura una mejor convivencia social, aunque el gobierno federal suele contradecirse con y todo que cite con frecuencia a Benito Pablo Juárez García como referente histórico.
Es el ámbito cultural uno de los tópicos desdeñados por diferentes gobiernos, México vive horas inciertas por la cantidad descomunal de homicidios dolosos, la extensión brutal de los cárteles de la droga y la impunidad que arranca a dentelladas el tejido social.
Ante el panorama letal por el que atravesamos es conveniente, ahora más que nunca, apostarle a la promoción de la cultura y las bellas artes porque no puede apostarse únicamente a los cuerpos coercitivos del estado. Recién se presentó la Estrategia Nacional de Lectura del gobierno federal, esperamos los resultados sean evidentes y efectivos, el pueblo mexicano, una mayoría, lee escasamente y habría que revisar la calidad de textos.
Paco Ignacio Taibo II al frente del Fondo de Cultura Económica ha sacado a la venta diversos volúmenes a precios accesibles.
En cuanto a la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados lo que ha surtido no es la calidad de eventos ni discursos memorables, porque más bien su titular Sergio Mayer ha exhibido su precaria formación. Suele equivocarse con frecuencia, en suma exhibe lo que tiene, una limitada reserva cultural.
La violencia parida por la inseguridad es letal en cualquier sociedad, nuestro país la padece. Es por ello que el gobierno federal debiera poner el acento en la cultura y las bellas artes para recuperar espacios públicos así como restaurar al tejido social. No todo debe depender de esquemas reactivos sino más bien los preventivos.
La cultura y las artes serían el viento nuevo tan necesario.