El tema más recurrido por la clase política de nuestro país y los medios de comunicación es el de la sucesión presidencial que se habrá de verificar el próximo año, se cruzan las apuestas, se analiza y divaga en torno a los perfiles de quienes anuncian que buscarán la presidencia para en 2024 suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador.
En esta ocasión se comenzó con el juego de la sucesión con mucha anticipación, el propio mandatario morenista dio el banderazo de arranque con quienes aspiran por su partido a quienes él llama corcholatas. Resulta claro que Morena es el partido favorito independientemente de quien alcance la nominación, ya se definió el método para seleccionar a la abanderada u abanderado que será a través de cinco encuestas y probablemente el seis de septiembre del año en curso se haga oficial el nombre de quien contenderá por la primera magistratura de la nación.
Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal aspirantes a la presidencia estuvieron en el cónclave de Morena el domingo 11, a ellos se sumaron Gerardo Fernández Noroña del Partido del Trabajo y Manuel Velasco del Partido Verde Ecologista de México, los aliados que no tienen mayor posibilidad pero legitiman el proceso.
La oposición no da señales de vida, quienes dirigen a los partidos que desde hace algunos años se han aliado, aunque tengan ideologías encontradas en muchos sentidos, parecen resignarse a perder. No tienen fortalezas que permitan pronosticar hoy día un férreo combate electoral, al menos ser competitivos, carecen de figuras de peso y relieve nacional.
Morena continúa como un movimiento social impulsado por el presidente López Obrador, ya gobierna la mayoría de entidades federativas, las ha ganado con comodidad sin aspavientos, salvo excepciones como Coahuila.
Diversos opinadores han señalado que el presidente López Obrador tiene como favorita a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, algunos más señalan la experiencia política de Marcelo Ebrard, la cercanía de Adán Augusto López con su paisano, con menos fortaleza de observa a Ricardo Monreal, no hay un oráculo que profetice cabalmente lo que sucederá porque la política en muchos casos pareciera una actividad plagada de surrealismo.
El presidente López Obrador ha reiterado que al concluir su mandato se habrá de retirar a su rancho en Chiapas, en consecuencia afirma que no opinará de temas políticos; hay quienes sospechan que se habrá de formar una suerte de maximato, ello hace recordar al presidente Plutarco Elías Calles quien fuera denominado el jefe máximo en la etapa posrevolucionaria, en ese lapso el sonorense ponía y quitaba presidentes hasta que el michoacano Lázaro Cárdenas lo expulsó del país.
Vivimos condiciones diferentes, estamos en el siglo XXI, el que fuera partido de Plutarco Elías Calles vive su decadencia, en los últimos 23 años se han registrado tres alternancias en el gobierno federal, las ideologías se desdibujaron y prevalece un pragmatismo radical.
Morena inició sus trabajos de cara a la próxima sucesión, al menos de manera formal, la oposición actuará de manera reactiva como suele hacerlo desde hace un buen rato buscando un milagro.