Nuestro país se ha quedado sin oposición realmente útil, tras los comicios del mes de junio quedó abollada, no motivó el respaldo popular y al parecer ya estaba predispuesta para administrar el fracaso porque hasta el momento la actitud pasiva y conformista así lo confirma.
El Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional viven de un pasado cada vez más remoto, se trata de las organizaciones partidistas más antiguas el primero fue fundado en 1939, el segundo con las siglas de PNR en 1929. El PAN fue conocido como la oposición leal, vinculado a la derecha, fueron mucho tiempo conocidos los panistas como los místicos del voto, figuró de origen Manuel Gómez Morín, distinguido jurista y académico que además fue rector de la Universidad Nacional.
Durante el salinato el panismo incrementó su presencia electoral, se hablaba de las presuntas concertacesiones con el gobierno, alcanzó algunos espacios relevantes como la gubernatura de Baja California, destacó en el Legislativo de aquellos años a través de Diego Fernández de Cevallos, posteriormente tuvo un dirigente nacional de sólida formación intelectual como Carlos Castillo Peraza. Actualmente el PAN ya no tiene figuras políticas relevantes, mucho menos ideólogos, es un partido mediano que tiende a empequeñecerse. Marko Cortés ha sido el dirigente panista de los fracasos.
El Partido Revolucionario Institucional va por una ruta segura para su extinción con un dirigente que ha diezmado a la organización concebida desde el poder por su fundador el sonorense Plutarco Elías Calles, en su momento el PNR fue pensado como el instrumento para una institucionalización del país y dejar atrás los caudillismos, aunque claro Calles siguió asumiendo la jefatura máxima.
Alejandro Moreno Cárdenas se ha reelegido consecutivamente al frente del PRI y puede llegar hasta el 2032, una contradicción porque su partido postuló la no reelección; se podrá decir que los tiempos cambian y las circunstancias por igual, aunque ello no justifica la actitud facciosa de la actual generación que dirige al priismo.
PRI y PAN viven una severa crisis y lo peor es que en sus cuadros dirigentes no cabe la autocrítica, no hay un análisis serio, reposado. No, lo que abunda es una evidente frivolidad, la mediocridad hace mucho se apoderó de ambos partidos.
En cuanto al Partido de la Revolución Democrática ya perdió el registro nacional, fue barrido porque el grueso de su militancia de hace algunos, no muchos años, ya está en Morena. El perredismo fue un partido de izquierdas aunque nunca encontró la institucionalidad porque siempre dependió de algunos liderazgos como lo fueron Cuauhtémoc Cárdenas o Andrés Manuel López Obrador, aunque ciertamente se cohesionaban en función de los citados para obtener una importante cosecha de votos en 1997, año en que lograron ganar la Ciudad de México.
Morena se levantó con un triunfo indiscutible en los comicios del mes de junio, más que en el 2018, la oposición quedo pasmada y maltrecha, da la impresión de que aún no asimila que se hunde. No generan estrategias diferentes porque son los mismos que llevan años coleccionando derrotas, si, los que hace tiempo pretenden ignorar el escaso interés que sus partidos motivan, así las cosas van en franca caída libre.