La próxima elección del 2024 es muy esperada por los actores políticos y también por quienes no forman parte de las elites pero son testigos de lo que acontece en nuestro país tan plagado de activismo, desacuerdos con una confrontación que no disminuye su tono harán de la competencia electoral un escape para acudir a sufragar.
En un centenar de ciudades del país el domingo 26 acudieron miles de personas a pronunciarse a favor del Instituto Nacional Electoral, hacen uso de sus derechos para manifestar una toma de posición contraria al denominado Plan B de la reforma en la materia.
A las manifestaciones acudieron dirigentes políticos, legisladores y cuadros partidistas opuestos al presidente Andrés Manuel López Obrador, el debate de ideas siempre es necesario, aunque en muchos casos en nuestro país los intentos degeneran entre descalificaciones, insultos y mentiras. Evidentemente también acudieron a las manifestaciones personas sin vínculos partidistas.
Hace unos días un jurado en Estados Unidos declaró culpable de cinco cargos imputados a quien fuera secretario de Seguridad en el mandato de Felipe Calderón Hinojosa, Genaro García Luna, el domingo anterior una manta en el Zócalo de la Ciudad de México apareció con la leyenda García Luna no se toca, ello con el afán de parodiar la proclama de los inconformes con el citado Plan B que proclaman el INE no se toca.
Tras el veredicto de culpable que el jurado emitió contra García Luna se retoma la asociación que se hace del ex funcionario actualmente privado de la libertad con el ex mandatario Felipe Calderón, ello le resulta benéfico a la 4T.
La oposición va unida rumbo a las elecciones del próximo año, paso previo en los comicios locales en el Estado de México y Coahuila en este 2023, actualmente parece no alcanzarle para ganar a Morena, no existe un cuadro con dimensiones y alcances nacionales que además tenga el carisma con argumentos para dar la pelea. Aunque el partido en el poder puede pecar de exceso de confianza, su principal fortaleza es el presidente Andrés Manuel López Obrador.
México ha cambiado, la democracia va de la mano con la alternancia en el siglo XXI, el año 2000 comenzó con el arribo de Vicente Fox al poder para destronar al Partido Revolucionario Institucional tras 7 décadas en la cúpula. Al guanajuatense le sucedió el moreliano Felipe Calderón, a quien se le asocia con la guerra contra el narco, actualmente se menciona por el proceso contra García Luna.
En 2012 regresó el PRI a la casa presidencial que entonces se ubicaba en Los Pinos, con Enrique Peña Nieto, dicho sexenio fue enlodado por escándalos de corrupción y múltiples batallas perdidas ante la opinión pública.
En 2018 la alternancia se alcanzó con el arribo de Andrés Manuel López Obrador candidato de Morena, el triunfo fue predecible con antelación dado el desprestigio del gobierno de Peña Nieto y la persistencia del actual mandatario.
Es decir, la alternancia se consolidó para mostrar un contraste con lo que se vivió la mayor parte del siglo XX en donde la democracia parecía una utopía ante un partido hegemónico como el PRI y una curiosa simbiosis con los gobiernos de su extracción. La memoria histórica no debe ignorarse.
Un personaje tiene mucho que ver con la alternancia en México, nos referimos a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano quien desde antes hizo sus aportes en un tiempo complejo donde se abrieron espacios antes vetados en el antiguo régimen, el ex gobernador de Michoacán y ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México tiene su lugar en la historia reciente si hablamos de la democracia.