Proceso electoral atípico como casi todo en el país y en el mundo, ello como resultado de la creciente pandemia que no aligera los estragos y retrata imágenes que revelan la condición humana inefable.
Los actores políticos muestran escasa calidad, tocados por escándalos, inconformidades y candidaturas inesperadas provenientes de la farándula y los deportes. Reciclaje de figuras, escasos liderazgos emergentes. Ausencia de ideología.
Alianzas atípicas por doquier con la meta clara del corto plazo apurando las manecillas del reloj electoral para llegar a los comicios que serán caudalosos por la cantidad sin precedentes de cargos de elección que se habrán de disputar, hasta ahora no se observan propuestas, proyectos sólidos, no, porque lo realmente abundante son las descalificaciones, hostilidad y adjetivos como un juego cansino.
La oposición apuesta a las mismas caras, el caso del Partido Revolucionario Institucional pareciera que se convierte desde su cúpula en una agencia de colocaciones maridada con el nepotismo y un beneficio a quienes actualmente dirigen al ahora decadente tricolor, así tenemos que su líder nacional será próximo diputado por la vía plurinominal y sus allegados.
El Partido Acción Nacional va por quienes ya han estado en diferentes cargos desde hace décadas, la misma baraja, incluidos los cercanos al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa. La alianza opositora no atina a proyectar campañas exitosas.
En Morena los desacuerdos están a la orden del día ante el cúmulo de inconformidades por las candidaturas a los gobiernos estatales, la sede del partido guinda ha sido “tomada” por contingentes de diferentes entidades federativas para exhibir esa precaria institucionalidad, es obvio que importó algunos vicios que se padecieron en el Partido de la Revolución Democrática.
El nivel del debate no levanta, suele ser predecible si nos atenemos a la polarización imperante de los últimos años que no deja de ser exhibida todos los días, aún es una incógnita el número de electores que participarán en las urnas ante el avance con sus estragos de la pandemia que cotidianamente incrementa números, dramas y costos en vidas humanas, habría que agregar un lento proceso de vacunación anti covid.
Los partidos emergentes apuestan por candidaturas mediáticas, artistas, deportistas, aunque ello no acredita una relativa solvencia intelectual. Lo cierto es que buscan la sobrevivencia porque el financiamiento público representa un negocio del que no quieren sustraerse.
A medida que avancen las campañas seguramente van a incrementarse los escándalos, como suele suceder y ya ha pasado en anteriores comicios, sólo que actualmente es mayor el nivel de confrontación desde temprana hora.
Es seguramente un lugar común hablar de la crisis de partidos políticos en nuestro país, hace mucho tiempo parece haberse desdibujado la geometría política, fundamentalmente desde 1989 en que la Guerra Fría concluyó tras el derrumbe del Muro de Berlín, en lo que algunos estudiosos le llamarían el fin de la historia.
Lo que menos profundizan los partidos es su definición ideológica, van por cargos públicos porque la búsqueda ha sido por el poder, siempre lo fue, sólo que en la actualidad luce como una confrontación descarnada en donde todos los medios imaginables justifican el acceso a sus fines.