Estamos a unos días de la conclusión de la administración sexenal del presidente Andrés Manuel López Obrador, quedan muchas interrogantes, una realidad difícil y una evidente polarización por lo ocurrido en los últimos meses, es decir la reforma judicial, entre otros puntos.
Andrés Manuel López Obrador arribó a la primera magistratura con una amplia mayoría, la cual se ratifica ahora con la presidenta electa Claudia Sheinbaum con lo que anuncian el segundo piso de la cuarta transformación, se pueden reprochar diversas acciones al mandatario saliente, aunque también lo que destaca es una evidente mediocridad de la oposición tan venida a menos por sus múltiples yerros.
La oposición acudió en los últimos comicios con una alianza pragmática para, el menos, ser competitiva contra Morena, los resultados resultaron catastróficos para los opositores que carentes de un liderazgo articulador fueron casi convidados de piedra porque lo perdieron casi todo. López Obrador barrió con sus contrincantes y al final lograron el voto que necesitaba el oficialismo para lograr la Reforma Judicial.
Realmente la oposición en su conjunto se disminuyó, las crisis al interior de los partidos se hicieron más que evidentes, el Partido Acción Nacional vive de sus triunfos del pasado, miran con nostalgia sus alcances electorales en la etapa de Vicente Fox y Felipe Calderón, el primero dejó un desencanto por el despilfarro de su legitimidad, se trató de un cambio cosmético, una renovación en la gerencia del país sin una transformación radical como el propio guanajuatense lo había prometido.
Con Felipe Calderón las cosas no variaron tanto, seguramente se le recodará siempre por la anunciada guerra contra el narcotráfico, este episodio se recuerda por su falta de táctica y estrategia, al final se incrementaron los llamados daños colaterales.
El Partido Revolucionario Institucional también es azotado por su problemática interna, Alejandro Moreno Cárdenas desea ser el sempiterno dirigente, aunque cada vez es menor su membresía, la reelección que ahora está en pausa legalmente, demuestra la contradicción con el espíritu fundacional del tricolor que data desde los inicios de la mano de Plutarco Elías Calles, el PRI es del pasado,
En tanto el Partido de la Revolución Democrática ya ha pasado a los registros históricos es inexistente como organización, el grueso de su militancia ya emigró a Morena, ya solo pudo actuar como comparsa porque incluso sus dos senadores que alcanzó como Primeras minorías en Tabasco y Michoacán terminaron decantándose por Morena.
En breve iniciará la administración de la doctora Claudia Sheinbaum, indiscutiblemente hereda un país con graves problemas en materia de seguridad, tal vez el principal problema que socava la gobernabilidad y genera incertidumbre ante el incremento de homicidios dolosos y la extorsión.
Hará falta una mejor coordinación entre los diferentes niveles de gobierno porque es necesario oponer un frente común ante los ataques del crimen organizado que ensombrece la tranquilidad social y expande la zozobra en prácticamente toda la geografía nacional.
Los grandes problemas del país están detectados y son innegables porque los tenemos enfrente, se ocupa de voluntad política, alcanzar pactos para fortalecer la eficiencia del poder legalmente establecido, hacer más y mejor política, el bien colectivo debe ser una prioridad porque de lo contrario podríamos enfrentar una disminuida gobernabilidad.