La semana pasada comenzó el ciclo escolar, fundamentalmente en cuanto a la educación básica porque en nivel medio superior y superior ya inició hace quince días. De nueva cuenta los cursos escolares que representan un gran hallazgo para quienes inician la primera etapa de enseñanza, la alborada en las ciencias, un repaso por las letras y los números para edificar futuros.
Las nuevas tecnologías hacen su parte, plataformas, aplicaciones digitales y nuevos paradigmas en el proceso enseñanza-aprendizaje. A las generaciones del pasado nos sucedieron otras cosas que ahora parecen distantes como almacenadas en un banco de nostalgias.
La realidad crispante que vivimos es elocuente, hace unas semanas en Zacatecas se impartió un curso con menores para saber qué hacer en algún momento de violencia, esa estampa causó controversia y un debate con diversas posiciones encontradas, no debiera ser el objeto de estudio para la infancia.
Si se registran muchos cambios, a las generaciones de otras décadas nos correspondió otro modelo, se decía que la letra con sangre entra, algunos docentes de educación básica enfatizaban con la disciplina, las clases de educación física se reducían a una “cascarita” futbolera y girar alrededor de la escuela a trote, a veces dibujar una cancha de baloncesto o fútbol y fin.
Fueron los tiempos de la parcela escolar, aprender a emocionarse al escuchar los lunes a primera hora el himno nacional y entonarlo, el tiempo de los honores a la bandera, cuando la palabra honor tenía mayor sentido. Parecía que las aulas tenían el olor a civismo, con el descubrimiento de la historia y la importancia de las matemáticas, no había paros ni suspensiones indiscriminadas. Fue otro México
Nuestros años de primaria y secundaria en instituciones públicas fueron sin duda una etapa dorada marcada por los descubrimientos.
Cada vez que comienza un ciclo no escapa de la memoria nuestro paso por las aulas, las circunstancias actuales difieren en mucho de las vividas en los años setenta y ochenta, México ha cambiado, los conflictos se han multiplicado y un diagnóstico a flor de tierra nos indica que muchas cosas están mal, enfrentamos serios rezagos educativos, para muchos los mejores tiempos van de la mano del recuerdo de José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet al frente de la Secretaría de Educación. El presente tiene sus propias demandas y mucho por hacer, desafíos y la necesidad de mejorar el sistema educativo.
Un maestro de maestros, Ignacio Manuel Altamirano, señaló que el profesor debe ser un auténtico preceptor de ciudadanos, en las aulas se siembran las semillas de rebeldía, se abre la puerta del conocimiento que resulta ser infinito, programas, contenidos, valores y objetivos.
Algún presidente de la república quiso anular de un plumazo nuestra historia, los orígenes de México, nos referimos a Vicente Fox quien desdeñó la etapa precolombina marcada por los pueblos raíz, además en los bachilleratos tecnológicos se desvinculaba la filosofía y el análisis social y económico de México, es decir las humanidades, esa tendencia se registró en los gobiernos foxista y calderonista, en el inicio de la mal llamada Reforma Integral de Educación Media Superior.
Vale recordar que el tema educativo tiene una amplia agenda, los docentes tienen un gran compromiso a favor de la niñez porque la ignorancia es la peor de las mentiras.