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jueves, noviembre 21, 2024

SANTO Y LA CULTURA POPULAR

Como cada 5 de febrero que se conmemora la promulgación de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se habla de la trascendencia histórica de nuestra ley máxima, se hace la exposición de motivos, alcances y respuestas que brindaba a la realidad imperante de 1917 tras el episodio aciago de la revolución que fue una guerra civil.

Los antagonistas de actualidad ocupan los espacios públicos y tribunas para lanzar una batería de descalificaciones, digamos que todo ello es previsible, aunque tenemos desde hace décadas, tal vez desde siempre, un déficit en materia de justicia. Mucho se habla al respecto, en años anteriores se habló profusamente de una posible nueva constitución, la refundación del estado, un nuevo constituyente, aunque en principio lo importante, más allá de la retórica política, es la aplicación de la norma para verdaderamente aspirar a un auténtico estado de derecho.

En lo que refiere a la cultura popular el 5 de febrero se recuerda a un personaje icónico como lo es El Santo, si, el enmascarado de plata, su nombre real fue Rodolfo Guzmán Huerta que nació en 1917 y murió en 1984, precisamente el día en que se recuerda a nuestra constitución.

La lucha libre es un deporte espectáculo de sólida raigambre popular, el llamado arte de Gotch tuvo una mayor propaganda a través del denominado cine de luchadores, fue Santo el gladiador que consolidó este género por así llamarle, se ha quedado en el imaginario colectivo como el héroe que enfrentó a vampiros, hombres lobos y demás entes del mal a los que solía vencer.

Santo representó a la lucha libre clásica, esto significa a ras de lona, llaves y contrallaves; en esa época de los años cincuentas y sesentas no existían las acrobacias que ahora se pueden ver en los encordados que en muchas ocasiones se convierten en tongos con una rara imitación de lo que sucede en el ring en los Estados Unidos que es todo un show.

Las películas de luchadores en décadas anteriores no fueron precisamente los mejores trabajos fílmicos, no había los efectos especiales que ahora son tan comunes, no obstante, en algunos países europeos y Japón los filmes de Santo son considerados de culto.

Las máscaras en la lucha libre juegan un papel muy importante en el deporte espectáculo, buenos contra malos en donde los antagonistas son rudos contra técnicos, a dos de tres caídas sin límite de tiempo. Los protocolos de las luchas recuerdan el teatro grecolatino en el que se usaban máscaras en los foros donde se presentaban las obras de personajes reconocidos como Sófocles y sus tragedias.

El Santo entonces es la figura más popular que en el imaginario popular representaba al personaje de las buenas causas para combatir en la pantalla grande a criminales, monstruos y todo aquel ente que representara una amenaza.

Hace ya cuarenta años que murió el enmascarado de plata, las luchas son muy diferentes a las que se estilaban en su época de esplendor, ahora son más espectaculares aunque menos efectivas, no hay ídolos como antaño en los encordados y justamente la nostalgia de otros tiempos se deja venir en la afición del deporte espectáculo al momento de asistir a las arenas, escuchar el silbato que anuncia la primera caída.

 

 

 

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