El maestro Alfredo Zalce fue un hombre de colores que mostraba su talento en su obra, en su particular creatividad y colorido que brindaba la calidez propia de los seres sensibles que dejó un gran legado y múltiples testimonios de su autenticidad que hoy día están presentes, para comenzar aquí en este sitio en el que fluyeron sus trazos, visión y trabajo constante.
En el universo de la tinta, gestos expresivos y la estética que personifica desde allí cabalga la figura del maestro Alfredo Zalce. Loa años indican sus triunfos en el pasado que no se marcha del trayecto con el pincel y el cincel, le conocí en este sitio, su casa taller en 1997. Aquí el maestro me recibió con motivo de una entrevista que me resulta inolvidable, hoy lo tengo muy presente.
Esa ocasión hablamos, o mejor dicho le escuché con la curiosidad de un neófito en el camino y laberintos del arte, como cuentas de rosario fueron llegando una a una todas las palabras, los años pasados, sus maestros y su convicción ideológica siempre a la izquierda.
Siqueiros, Tamayo, Orozco, la escuela muralista del pretérito, la vida, su vida burilada pródiga de significados.
El maestro Zalce nació en 1908, un 12 de enero, en la etapa prerrevolucionaria, antes de que los decibeles del hartazgo bañaran la faz de un México con grilletes de la dictadura porfirista que se había convertido en un remedo de lo que fuera una república liberal.
La obra fecunda de Alfredo Zalce está aquí y allá, habla por si misma en los grabados, bajorrelieves, pinturas y demás trabajos derivados de su talento.
Al preguntarle en qué se inspira para la realización de sus obras, al sugerirle si en alguna musa…me dijo que no existen las musas, es decir no tiene Dulcineas, no una Julieta o una Desdémona. Zalce es él mismo. Me dijo en la entrevista de referencia que si yo conocía alguna vez a las musas que se las presentara, ignoro si algún día las conoceré, podrán estar en el suelo o en la jungla, o tal vez en algún lugar recóndito del alma.
La vida cotidiana para el maestro aporta motivos diversos para crear novedades, eso me lo dijo en la entrevista, que por cierto nunca dejaba una mirada brillante entre infantil y nostálgica. Dicha mirada es como si fuese un presagio de llanto y a la vez como de una lágrima que sonríe.
En estos tiempos en cierto modo convulsos y polarizantes en donde se registran embates violentos, cobra mayor sentido evocar al maestro Alfredo Zalce para buscar a través del arte y la cultura trabajar para forjar un nuevo tejido social que proponga una paz que brote de una auténtica justicia.
El maestro Zalce es una leyenda, fue alguien elocuente en su quehacer por su legado que está vigente y continúa inspirando a nuevas generaciones que conocen su obra plástica que dan testimonio de calidad de un vigoroso talento que ilumina.
Alfredo Zalce está presente a través de sus obras que están a la vista, en este sitio también se quedó grabada su figura, los colores matizan los tiempos, fue genial y estará presente en nuestra memoria colectiva.